Desde su emotiva interpretación como «Amandita» en la telenovela cubana «La Cara Oculta de la Luna», la actriz Saily Cabezas ha seguido un camino lleno de cambios y emociones. La producción televisiva, que abordó con valentía el tema del VIH, dejó una profunda huella en la actriz, quien hace algún tiempo compartió detalles sobre su vida tras las cámaras y su trayectoria en otro país.

Durante su participación en «La Cara Oculta de la Luna», Saily Cabezas encarnó a una joven llamada «Amandita», cuya vida estaba marcada por las dificultades que enfrentaba al lidiar con el VIH y la protección de sus padres, interpretados por los actores Fernando Hechavarría y Ketty de la Iglesia con su inolvidable frase: «Amandita no te me hagas la boba, que tu sabes perfectamente de lo que te estoy hablando…ojo con eso». La actriz reveló que el papel la marcó de por vida y la hizo reflexionar sobre la enfermedad de una manera profunda y comprometida.

Tras su participación en «La Cara Oculta de la Luna», Saily Cabezas protagonizó otro drama televisivo llamado «Violetas de Agua» y se destacó en la popular teleserie «Enigma de un Verano».

Sin embargo, durante la propia transmisión de «La Cara Oculta de la Luna», Saily tomó la decisión de emigrar de Cuba hacia Grecia. Aunque recibió el cariño del público y fue nominada al premio Caricato en Cuba, la actriz sentía que tenía otros proyectos y planes que deseaba explorar fuera del país.

A lo largo de su trayectoria, Saily ha experimentado diversas etapas en su vida y carrera. Desde Tenerife hasta Madrid y Atenas, ha vivido en lugares diversos que han influido en su perspectiva artística y personal. Sin embargo, el corazón de Saily volvió a dirigirse a Tenerife, donde encontró el amor y construyó un nuevo capítulo en su vida.

Aunque su vida tomó nuevos rumbos, Saily siempre lleva consigo el recuerdo y la conexión con su tierra natal, Cuba. Le entristeció no poder continuar con proyectos en su país debido a las limitaciones de tiempo durante sus visitas. Más allá de su carrera, Saily ha forjado un vínculo indeleble con el público cubano que aún la reconoce en las calles, incluso en tierras lejanas.

El año 2020, marcado por la pandemia global, Saily dio la bienvenida a su hijo Alejandro en medio de estas circunstancias desafiantes. La distancia y las restricciones durante la pandemia le impidieron que su madre conociera a su nieto.

En el ámbito profesional, Saily ha seguido deleitando al público con su talento actoral. La actriz ha encontrado una nueva pasión en los musicales infantiles, formando parte de una compañía de teatro que presenta adaptaciones de cuentos clásicos para los niños, algo que siempre su mamá quizo que hiciera por la dulzura y encanto que la caracterizan.

La historia de Saily Cabezas es una historia de crecimiento personal, amor, y perseverancia. Desde su papel como «Amandita» hasta su vida en Tenerife y su papel como madre, Saily ha demostrado su capacidad de adaptarse, amar y evolucionar en cada etapa de su vida. Su viaje continúa siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que la conocen y la admiran, tanto por su habilidad actoral como por su compromiso con la vida misma.