Keith, un juez retirado de 94 años, en un gesto de bondad que ha tocado los corazones de muchos, demostró que la edad no es un obstáculo para seguir haciendo una diferencia en la vida de los demás. Después de la pérdida de su esposa, Keith encontró una forma única de superar su soledad y llenar su vida de risas y alegría: construyó una alberca en su propio patio trasero para los niños de su vecindario.

Durante más de 60 años, Keith estuvo casado con su amada Evy Davison, quien finalmente perdió la batalla contra el cáncer. Después de su partida, Keith se sintió abrumado por la soledad, y buscó una forma de llenar el vacío en su corazón.

Sin nietos propios y con un profundo deseo de mantener viva la alegría que compartía con su esposa, Keith tuvo una idea inspiradora: construir una piscina en su patio trasero para que los niños del vecindario pudieran disfrutarla. La idea era sencilla pero poderosa: transformar su propio espacio en un lugar donde la risa y la felicidad pudieran prosperar una vez más.

Lo que comenzó como un proyecto personal pronto se convirtió en una fuente de conexión y alegría para todo el vecindario. Keith, a pesar de su edad, demostró que el deseo de dar y el amor por los demás no conocen límites. La alberca se convirtió en un lugar donde los niños se reunían para jugar, nadar y reír, brindando así a Keith la oportunidad de escuchar nuevamente las risas que tanto había extrañado.