En un mundo que avanza en colores, los recuerdos y sueños de varias generaciones de cubanos se teñían en blanco y negro frente a la pantalla de un televisor Krim-218. En un viaje nostálgico a través del tiempo, exploramos cómo la tecnología de la televisión ha marcado la vida de los cubanos a lo largo de los años.

En la década de 1950, un televisor Zenith era un lujo en los hogares cubanos. Las opciones de canales eran limitadas pero significativas: Unión Radio en el canal 4, CMQ en el canal 6, Telemundo en el canal 2 y el primer intento de televisión a color en el canal 12, conocido como Escuela de Televisión. Cuba, junto a México y Brasil, fue pionera en la era de la televisión en América Latina.

Sin embargo, en mayo de 1962, la llegada del régimen trajo consigo cambios drásticos en la televisión cubana. La radio y la televisión pasaron a ser propiedad del estado, y los medios de comunicación se convirtieron en herramientas ideológicas del Partido Unido de la Revolución Socialista (PURSC).

A pesar de la censura y el control estatal, la televisión cubana tuvo momentos memorables. Algunos recuerdan con cariño la primera aparición de Los Zafiros en el programa «Música y Estrellas», mientras que otros más jóvenes disfrutaban de series como «Los Vikingos» y «Los Mambises» en el espacio «Aventuras».

En los años 60 y 70, los televisores Ogoniock, Rubín y Electrón llegaron desde la URSS, ofreciendo una alternativa a los modelos americanos cada vez más escasos. Estos televisores rusos, robustos y duraderos, se convirtieron en parte de la vida cotidiana en Cuba.

En 1978, los cubanos de Miami regresaron de visita y la oferta de televisores japoneses a color en las tiendas Cubalse marcó un cambio en la tecnología televisiva. La Televisión Cubana incluso transmitió en colores el desfile militar en la Plaza Roja de Moscú, gracias a la estación terrena Caribe que capturaba señales satelitales.

La década de 1970 trajo la llegada de la tecnología de video tape extranjero, permitiendo la grabación y reproducción de programas. A pesar de las limitaciones, la televisión cubana logró producir programas y series en vivo, a menudo con un fuerte sesgo ideológico.

La programación televisiva reflejaba el realismo socialista y la ideología oficial del país. Series como «La peña del león,» «El viejo espigón,» y «Oro verde» eran comunes en pantalla. Incluso, algunas series terminaban con los protagonistas cantando el himno de La Internacional.

Sin embargo, a medida que avanzaba la década de 1970, se introdujeron nuevos modelos de televisores, como el Caribe, y se ampliaron las horas de transmisión. El programa «Para Bailar» introdujo competencias de baile en la televisión cubana, y la pareja ganadora recibió un codiciado televisor Caribe en blanco y negro como premio.

«Para Bailar»: El programa de la televisión cubana que conquistó a todo un país

La década del 80 vio el surgimiento de nuevas estrellas televisivas como Susana Pérez, quien protagonizó «Primavera en Budapest» y luego se convirtió en el primer amor de muchos cubanos en «Rosas a crédito.» También marcó la televisión cubana con la transmisión de eventos significativos como el juicio contra Arnaldo Ochoa y el auge de telenovelas como «Pasión y Prejuicio».

A medida que avanzaba la década del 90, las piezas de repuesto para los televisores rusos comenzaron a escasear, y con el colapso de la Unión Soviética, el suministro se agotó aún más. El mundo seguía avanzando, pero en Cuba, el blanco y negro era la norma.

El nuevo siglo trajo la introducción del PANDA a todo color, que actualmente es el que tienen la mayoría de los cubanos en la isla. Sin embargo, la nostalgia por los tiempos en blanco y negro persiste en los corazones de muchos cubanos.

Hoy en día, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, y la televisión digital está en camino en Cuba, utilizando la norma tecnológica china. Mientras el mundo se conecta a través de la tecnología y la inteligencia artificial, el recuerdo de esos televisores en blanco y negro, como el Krim-218, evoca una época en la que la televisión era el único vínculo con el mundo exterior en la isla.