Resulta difícil encontrar a alguien que, aun sin ser un experto en matemáticas, no sepa reconocer el símbolo del infinito, ese «∞» tan peculiar. Este emblema, que ha venido representando la noción de infinitud desde el siglo XVII, tiene raíces históricas que se hunden mucho más atrás en el tiempo. Hoy nos embarcaremos en un viaje para descubrir la historia detrás del símbolo matemático del infinito.

Entendiendo el Infinito

En el lenguaje matemático, la palabra infinito se refiere a algo que no tiene fin ni límite. Un buen ejemplo de esto son los números, que forman una serie que nunca se acaba.

El infinito se simboliza en matemáticas con el distintivo “∞”, y su magnitud es inmedible. No es un número real en sí mismo, sino una idea de algo que no concluye, aunque en ciertas ocasiones se pueda tratar como un número en operaciones matemáticas, por ejemplo, ∞ + 1 = ∞.

Descubriendo los orígenes del símbolo infinito

El símbolo del infinito, conocido como lemniscata (del latín «lēmniscātus» y del griego “λημνίσκος” que significa lazo), tiene vínculos con las matemáticas, aunque también se encuentra en otros campos como la astronomía, la espiritualidad o la filosofía. Vamos a explorar cuándo y dónde surgió este símbolo por primera vez y cuándo empezó a usarse en matemáticas.

El origen exacto del símbolo del infinito es incierto y se cree que tiene conexiones con la religión y la alquimia. Algunos sostienen que se deriva de la curva lemniscata, parecida a un lazo cerrado, que simboliza un vínculo entre lo divino y lo humano.

En 1655, el filólogo y matemático inglés John Wallis publicó la obra «De Sectionibus Conicus», donde simplificó el concepto de infinito a un símbolo, «∞». Con esta acción, Wallis marcó el comienzo de la utilización del símbolo infinito en matemáticas.

Wallis empleó el símbolo para ilustrar la noción de una cantidad «infinitamente grande», una magnitud sin límites. El símbolo se extrajo de la palabra latina «infinitas», que se traduce como «sin límites».

Como Wallis no dejó constancia de por qué escogió este símbolo en particular para representar el infinito, solo podemos hacer suposiciones sobre las razones de su elección. Existen dos hipótesis principales:

Símbolo del número mil romano. Algunos creen que Wallis seleccionó el símbolo del infinito basándose en el número romano que representa el mil, “CIƆ”, ya que simbolizaba una cifra grande.

Símbolo griego. La Serpiente Uróboros, originaria de la cultura griega (y también egipcia), representa una serpiente que se muerde la cola. Esta imagen tiene la forma de un círculo interminable, similar al que hoy conocemos como símbolo del infinito.

La Lemniscata de Bernoulli es una curva que, al representarse gráficamente, crea una figura similar al símbolo del infinito. Aunque muchas veces se asocia con este símbolo, como ya hemos visto, fue John Wallis quien introdujo el símbolo del infinito en el mundo de las matemáticas.

El emblemático «∞» se vinculaba tradicionalmente a la alquimia y la religión, y no se incorporó a las matemáticas hasta el siglo XVII, cuando Wallis lo introdujo para definir el concepto de infinito. Sin embargo, el matemático no dejó ninguna explicación de por qué eligió este símbolo, por lo que hoy en día solo contamos con conjeturas sobre por qué esta imagen tan distintiva se utiliza para hablar de lo que no tiene fin.

Desde su incorporación, el símbolo del infinito se ha convertido en una notación esencial en las matemáticas, personificando la idea de una cantidad que se extiende sin cesar, sin ningún límite.